En el fondo de la tierra
Unos años atrás, estábamos con Nadir hablando sobre los personajes de Instrucciones para flotar un muerto. Alguna vez él terminaría diciendo que nuestro trabajo de montaje había sido más charlar que editar. Recuerdo una jornada que se acercaba a su fin; debíamos estar cerca de hacer los primeros visionados. En Instrucciones hay dos personajes: Jesi y Pablo. El de ella se fue imponiendo a medida que la película crecía, porque el magnetismo de Jazmín Stuart inundaba el aire y daban ganas de mirarla siempre. En una de aquellas conversaciones, yo intentaba develar la relación de Jesi con el personaje muerto de la película: cómo había sido, que había pasado entre elles. A veces la información no existe en el relato como tal, pero está insinuada en lo que la historia nos muestra. Y donde realmente existe es en una capa bastante más profunda. Para llegar hasta ahí, hay que ponerse a rascar y sacar una capa, después otra, otra y otra más. Y si tenemos suerte, puede llegar a revelarse algo.
Hablábamos sin parar, yo le comentaba a Nadir todo lo que me había pasado con el personaje de Jesi desde mi lectura del guion hasta ese día. Y me aventuré: le dije lo que había creído ver en esa capa de abajo. La respuesta de él, que era el guionista además del director, podría haber sido negativa. Podría haberse quedado en silencio y que yo nunca supiera si mi lectura de aquel pasado de la vida de Jesi era: 1) totalmente errónea, 2) posible, 3) cierta. Pero contra todos mis pronósticos, se quedó helado. Me dijo que sí, que eso había sido así y que solamente se lo había contado a una o dos personas antes. Y ahí estábamos, hablando de eso como si fuera un secreto de la vida real. Nos quedamos pensatives. Yo estaba orgullosa, era como haberme jugado una carta y ganar. Pero en verdad, era mucho más que eso: haber podido leer, con cierta precisión, la naturaleza profunda de mi personaje. Eso que vi no puedo contarlo. Pertenece a la serie de secretos que nos llevamos de cada película en la que trabajamos. Pero tampoco era importante para el relato: sólo lo era para nosotres, para entender a Jesi, su dolor y su deseo. Una cosa así se convierte en materia de trabajo otra vez, se inyecta en el espíritu de la película para que quede flotando en alguna parte.
¿Se puede llegar a ese mismo pensamiento mirando el film terminado? Posiblemente sí. Quizá entre la gente que se quedó charlando después de verla, barajaron esa misma idea (qué lindo sería poder estar ahí, como una espía, escuchando las conversaciones que tienen). Lo que me pregunto es: eso que no está escrito ni filmado, ¿existe? Cuando apenas es posible afirmar que los personajes tienen entidad, gracias a su participación en la historia, ¿qué es esto otro, su aura secreta? Me inquieta este pensamiento, entender dónde quedan aquellas cosas que nadie hizo ni dijo. Quizá estén en la misma categoría de una escena eliminada, aunque en ese caso alguien fue testigo (hay personas que estuvieron cuando se filmó), y puede comprobarse con los archivos del disco rígido. Otra vez, la materialidad que confirma la existencia de algo. Pero esto otro es más difuso, una idea que apenas se manifiesta con cierta claridad como para que yo, la editora que pasó varias semanas frente al material, pueda intuirlo. Me encantaría que cada película en la que trabajamos tuviera dentro un enigma así. Y nuestra única misión al sentarnos frente a un timeline fuera conectarnos tanto pero tanto con las motivaciones del personaje, que pudiéramos llegar a entender todo lo que nunca vimos.